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La silla de David Jasso (Apache Libros, 2023)
Una yincana de desesperación, angustia y locura.
Le pides a tu mujer que te amordace y te ate a una silla porque quieres experimentar lo que se siente para transmitirlo mejor en la historia que estás escribiendo.
Ella te ata, pero bien atado, nada de cuerdas flojas o una postura relativamente cómoda, y también te amordaza, y bien amordazado, nada de una simple tira de cinta americana, te mete un trapo en la boca, como si tuviese algo contra ti, y después te la cubre con cinta de embalar.
Siempre he pensado que, si te amordazan solo con cinta adhesiva, puedes ir chupándola con la punta de la lengua hasta conseguir despegarla, laborioso pero plausible, aunque nunca lo he comprobado, ni pienso hacerlo después de ver lo que le ocurre a Daniel Lonces, porque, al poco de ser un mudo atado a una silla, no hay nadie para liberarlo.
Os dejo la sinopsis abajo.
Jasso relata las aventuras y desventuras de Daniel, primero, para conseguir desatarse y averiguar por qué su mujer no acude en su ayuda, después, para pedir auxilio y salvarse a sí mismo y a su bebé, que gatea por la casa en cada vez peores condiciones.
La situación se prolonga en el tiempo y con ello la angustia que el autor transmite en cada línea, en cada palabra. No hay monstruos, no hay fantasmas vengadores, hay un miedo que va más allá, porque es real, porque puede pasar.
Minucioso, descriptivo, David se regodea sin moderación en el sufrimiento del protagonista, en el detalle, en lo que se le pasa por la cabeza al verse en tal situación durante días, en su desesperación como padre (ahí he empatizado a tope, y mira que Jasso no ha explotado en exceso ese aspecto), en el mismo egoísmo de Daniel Lonces, en la locura que lo lleva a tomar una decisión final inesperada y en extremo difícil.
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El final. Algunos han criticado el toque sobrenatural que le ha dado el autor, arguyendo que le resta realismo a la historia, sin embargo, a mí me ha gustado, es más, me ha agradado muchísimo, me encanta la mezcla del horror en lo cotidiano y lo paranormal. En mi caso, esta inclusión ha intensificado la atmósfera de enajenación y delirio por la que Jasso te arrastra y zarandea desde la página cien.
Apache y Jasso nos regalan contenido adicional en esta edición definitiva, unos relatos cortos —uno de ellos relacionado con el argumento de La silla—, y tomas falsas: varios fragmentos de texto descartados con explicaciones del propio autor. David también nos devela en la introducción cómo surgió la idea de La silla, allá por 1975, a raíz de una noticia sobre un tipo que entra a robar a una casa y deja al inquilino inmovilizado, envuelto en una alfombra. Nadie lo encontró y el pobre hombre murió.
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La novela cuenta con una impactante portada de Héctor R. Asperilla y con dos prólogos de lujo, uno del Librero del mal, Antonio Torrubia, (con sus habituales seiscientas sesenta y seis palabras) y otro de la magnífica correctora Ana García de Polavieja.
Ella misma relata cómo en 2015 corrigió la novela de David Disforia para la Editorial Valdemar y se enamoró de su escritura. Años después, se enteró de la reedición de La silla por parte de Apache y se las ingenió para ser su correctora de nuevo, con el beneplácito y entusiasmo del mismo Jasso.
A ella y a David, de El mal no descansa, es a quienes debo el descubrimiento de La silla.
Y, ojo, que lo mismo por fin la vemos en la gran pantalla.
Por cierto, leí y reseñé Disforia, también gracias a Ana. Podéis encontrar la reseña aquí.
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Daniel Lonces es un joven escritor de novelas de terror que ha conseguido el éxito con unos pocos libros publicados. La suerte le sonríe, está casado y tiene un niño de once meses. Vive en su nueva casa en una urbanización en las afueras de la ciudad y ha conseguido convertir en realidad todos sus sueños. Pero un día la mala suerte decide cebarse con él. Por una serie de inesperadas circunstancias, Daniel va a quedar atado a una silla sin posibilidad de soltarse. En ese momento, comenzará una carrera contra reloj para salvar su vida y la de los seres que ama.