Figuras Ocultas de Jason Rekulak (Nocturna Ediciones, 2022)
Este es un regalo que le hice a mi madre, una lectora voraz y amante del género como yo, aunque ella tiene un abanico más amplio con respecto a sus gustos. Lo bueno es que podemos prestarnos los libros mutuamente y Figuras Ocultas ha vuelto a mí, oleahíquésuerte porque me ha gustado, y bastante.
Y digo bastante en lugar de mucho porque creo que hay una cosita en la que el bueno de Jason me ha engañado y también hay demasiadas coincidencias un pelín forzadas para que la historia concuerde y resulte. Pero todo esto se compensa de sobra con lo bien que está contada, con lo cómoda que se lee, con lo que engancha y con la espectacular edición que ha hecho Nocturna Ediciones.
Abajo os dejo la sinopsis, pero os cuento un poquito.
Mallory es una joven extoxicómana en proceso de rehabilitación. Para fomentar su reinserción su padrino concierta una entrevista de trabajo para cuidar al niño de los Maxwell. Ella la supera, a pesar de que el sr. Maxwell no se muestra muy por la labor, y acaba viviendo en la pequeña casita de invitados que hay en el jardín de la familia y cuidando al pequeño Teddy.
Teddy es un niño adorable, aunque con ciertas rarezas, como su fijación por vestir siempre con la misma camiseta, tener una amiga imaginaria llamada Anya con la que mantiene largas conversaciones y su repentina afición al dibujo.
El crío comienza a dibujar, con trazos sencillos y con figuras con brazos de palo, escenas en las que salen conejitos, cabras, él mismo, Mallory y su amiga Anya, pero Anya no tiene precisamente muy buen aspecto y en alguno de los dibujos acaba arrastrada por los pelos o en un hoyo.
Conforme pasa el tiempo, el niño empieza a dibujar casi como un profesional y los dibujos se vuelven más realistas y estremecedores.
Por otra parte, una terrible maldición pesa sobre la casita donde vive Mallory.
Ya lo tenemos. Lista la coctelera: thriller sobrenatural preparado para ser degustado, y con placer.
Como ya he dicho está muy bien escrita y muy bien traducida por Ana Isabel Sánchez (una mala traducción te puede estropear el mejor libro del mundo, y esta está fenomenal). Se lee sin sentir, de manera muy cómoda y te metes en la historia en un pis pas. Los dibujos ayudan y estimulan, Nocturna ha hecho un gran trabajo, ordenando y maquetando las ilustraciones de Will Staehle y Doogie Horner.
De verdad que me ha gustado mucho la historia: tenemos niño, casita encantada, investigación, polis, una vidente raruna, de todo, pero no me puedo resistir a sacar alguna peguita. Pongo aquí mi valoración y la sinopsis porque ahora vienen SPOILERS y de los gordos.
Valoración: 🍺🍺🍺🍺/5
Toda casa tiene sus secretos.
Recién salida de rehabilitación por su pasada adicción a las drogas, Mallory Quinn acepta un trabajo como niñera para Ted y Caroline Maxwell.
A Mallory de inmediato le encanta su trabajo, le da justo la estabilidad que buscaba. Y adora a Teddy, un niño tímido que va a todas partes con su cuaderno de bocetos y su lápiz. Sus dibujos muestran cosas normales: árboles, conejos, globos… Bueno, y a veces también a una mujer de aspecto extraño, su amiga imaginaria.
Pero un día en el cuaderno aparece algo diferente: un hombre que va arrastrando un cuerpo en medio de un bosque.
Poco a poco, los dibujos de Teddy se vuelven cada vez más siniestros y sus figuras de palo se convierten en ilustraciones realistas, cuya destreza supera la de cualquier niño de cinco años. Es entonces cuando Mallory empieza a preguntarse no solo por el contenido de las ilustraciones, sino también por el autor. Porque ¿y si realmente no es Teddy quien las está haciendo? ¿Y si se trata de… alguien más?
Con este thriller sobrenatural, Jason Rekulak da una ingeniosa vuelta de tuerca a la clásica historia de terror con una casa llena de secretos escalofriantes y tal vez una narradora no muy fiable. ¿O sí?
Ojo, que voy ¡SPOILER!
Rekulak hace trampa. Cuando Teddy dibuja a Anya las primeras veces, la representa con un aspecto siniestro y aterrador a diferencia del resto de los personajes, sin embargo, después descubrimos que es su madre. ¿Quién dibuja a una madre de semejante manera? Vale, realmente no es él quien dibuja, sino su propia madre a través de él, pero seguimos en las mismas. El resto de los monigotes que aparecen en sus dibujos iniciales, como él mismo, Mallory o Adrian, son figuras cuquis monísimas, pero Anya no.
Teddy es en realidad Flora. Uy, qué bien lo ha ocultado el autor, tan bien que no deja casi pistas, y las que deja —los colores de la camiseta que siempre quiere llevar Teddy y su manía de ducharse solo— no me parecen decisivas. Ni siquiera nos lo muestra cuando la protagonista lo descubre, y eso que la historia está narrada en primera persona (sé por propia experiencia lo difícil que es esto, yo las pasé canutas con La habitación de Minerva).
Si has llegado hasta aquí, puede que sea porque ya la has leído, cuéntame entonces si estás de acuerdo. Si no la has leído, no te dejes influenciar y no la descartes sin más, quizá te haya reventado gran parte de la trama, pero merece la pena leerla.