¿Qué hago con mi manuscrito?

¿Has terminado el manuscrito de tu novela y no sabes qué hacer con él?
Concursar o publicar, buscar editoriales, seleccionar las adecuadas, la espera, una me ha dicho que sí ¿qué hago?, firmo, no firmo, ¿qué significa esta cláusula?…

Comencé este blog con mucha ilusión y ánimo. Acababa de publicar mi primera novela y tenía cuerpo y mente rebosantes de experiencias e ideas nuevas en lo que se refiere al mundo de la publicación y las editoriales. Me ocurrieron muchas cosas, desde mis aventurillas con el Facebook, hasta algún hater que me salió, pasando por decidir entre concursar o publicar, buscar editoriales, seleccionar las adecuadas, la espera, una me ha dicho que sí ¿qué hago?, firmo, no firmo, ¿qué significa esta cláusula?… En fin, mil cosas.

Antes de todo esto, me encontré con el momento «tengo mi manuscrito terminado y no sé qué hacer con él» (y antes de todo esto, tuve que escribirlo y terminarlo, pero esa es otra guerra) con la consiguiente comedura de tarro y de uñas. Después descubrí las opciones que existen, investigué y fui tomando decisiones a matacaballo con los pocos conocimientos que iba adquiriendo. Pero, pocos o muchos, cuando La habitación de Minerva vio la luz, estaba loca por soltarlos creyendo que así ayudaría a los que se encontrasen en la situación de la que yo venía. Sin embargo, me dije: «Rosa, no tienes ni puñetera idea y existen cientos de personas que ya han escrito sobre esto y que saben infinitamente más que tú. ¿Dónde vas, alma de cántaro?».

¿Qué sentido tiene escribir sobre algo que ya está más que requetesobado?

Pues estará requetesobado, pero, después de ocho meses desde que publiqué, me han preguntado varias personas sobre mi experiencia en este campo y una hasta me dijo extrañada cuando empecé a soltarle mi parrafada: «¿pero no tienes un blog?».

Así que me he animado, ¿qué puedo perder? Tiempo y autoestima, es cierto, pero lo voy a intentar.

Empezaré con una lista (provisional, es posible que después la amplíe) y luego iré desarrollando cada punto en otras entradas a ver hasta dónde llego. Os advierto de que, para elaborarla, me he basado en mi poca experiencia (seguro que hay mejores maneras de hacerlo y que me faltan un montón de parámetros) y en lo que he creído mejor para mí. Por favor, corregidme y/o matizadme.

Allá voy.

Has terminado tu obra:

  • Regístrala. Yo lo hice en el registro de la Propiedad Intelectual de Madrid, pero hay otras opciones. No hace falta que sea el texto definitivo, pero sí que esté terminada.
  • Mándasela a dos o tres lectores beta amantes de la lectura y, si puede ser, con ciertos conocimientos de los entresijos de la lengua (lo ideal sería contar con ellos durante el proceso de escritura, aunque se vuelvan locos recibiendo un capítulo cada mes). También puedes acudir a un profesional y solicitar un informe de lectura, depende de tu presupuesto (en mi caso no era muy boyante).
  • Recibe las correcciones y sugerencias, tenlas en cuenta y modifica lo que consideres necesario sin poner tu ego por delante (si recibes las de tus lectores beta sobre la marcha y antes de haber terminado, es más fácil enmendar la plana).
  • Corrígela. ¿También se sale de tu presupuesto y no puedes puedes permitirte un corrector profesional? Tira de amiguete filólogo o profe. Un manuscrito con errores ortotipográficos es carne de papelera. Y, ojo, uno mismo no ve sus propios errores, al menos, no todos.
  • Decide cómo quieres publicar: autoedición, coedición o edición tradicional.
  • Ve dándote de alta en las redes sociales y creando tu plantilla de seguidores, amigos o lo que se tercie. Métete en los grupos relacionados con la lectura y la escritura que te puedan ayudar (este punto lo he puesto aquí, pero podría haberlo colocado antes, la idea es que, cuando tu novela esté en la calle, ya tengas público a quien vendérsela). Aquí hablaré de la promoción endogámica.
  • ¿Buscar agente? Siendo novel es casi más difícil que encontrar editorial. Yo lo descarté.
  • Busca editorial (si has decidido autopublicar, no puedo ayudarte: no tengo ni pajolera idea). Esta cuestión tiene muuucha miga: distinguir entre coedición abierta, encubierta y tradicional, criba de editoriales, hacer una lista, preparar sinopsis, redactar la carta de presentación y la biografía literaria, seguir todos los requerimientos de la editorial para el envío del manuscrito en forma y tiempo… telita.
  • Envía el manuscrito.
  • Espera (desespera, vuélvete loco).
  • Te contesta alguna. ¿Qué hago? Escuchar las condiciones y preguntar: ¿tienen corrector?, ¿distribución?, ¿es bajo demanda?… Más o menos, unas tropocientas cuestiones.
  • Dices que sí, atención al contrato. Busca asesoramiento.
  • Firma.
  • Saltos de alegría y alharacas.

¿Has terminado? Ni de coña. Te quedan unas cuantas decisiones más, la cubierta, la fotito con cara de intelectual, la revisión de las modificaciones y sugerencias del corrector, la de las galeradas, etc. y lo más complicado y agotador (al menos para mí, puede que porque actualmente estoy en ese punto): la promoción. Pero si llegas hasta aquí, ¡enhorabuena! y carga pilas para lo que sigue (y cuidadín con algunos ofrecimientos para «ayudarte» con la promoción).

Otra opción a tener en cuenta es presentar el manuscrito a un concurso, las editoriales no suelen ver con buenos ojos que hagas las dos cosas a la vez, allá cada uno. Yo no lo hice y me decanté por publicar únicamente, quizás por mi poca paciencia. También tocaré este tema.

Puedes escucharme hablando de esta y de otras «locuras escriturales» en el pódcast de Relatos de una Mente Inquieta.

Si te ha servido de algo esta entrada, por favor, deja un comentario. Seguiré ampliando la información gracias a ti y para ti.

8 comentarios

Pues me ha parecido la mar de interesante, Rosa. Yo he autopublicado y la parte final es diferente, pero por lo demás, me identifico 100%. Lo de escribir y publicar siendo desconocid@ puede parecer una travesía por el desierto, pero cuando tienes tu criatura entre manos (y sobre todo, en manos de tus lector@s), es maravilloso 🙂

Gracias, Alain. Hay que echarle valor y comerse el mundo (a cucharadas 😉), la recompensa final, que te lean, no tiene precio.

Un escrito muy ilustrador de la singladura del nivel antes de publicar. Como siempre, Rosa, explicas muy fácil las cosas difíciles de explicar.

Gracias, por leerlo y por tu comentario. Sabiendo el arte que tienes escribiendo, es todo un halago y una inyección de energía.

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