Hoy no quiero convertirme en morcilla. Sé que me han criado, pienso que de forma egoísta por parte de ellos, para ese fin. Aun así, no quiero ser morcilla, pero sé que ocurrirá.
No me apetece que me sajen el cuello y sentir mi sangre caer. No me apetece dejar este mundo. Pero sé que ocurrirá.
He oído hoy a mi dueño hablar de una matanza, un ritual que a ellos les divierte mucho, pero que seguro a mí no me hará ninguna gracia. Pero sé que ocurrirá.
No conocí a mi familia, siendo pequeño recuerdo que se fueron a ese ritual y que ya no volvieron. No quiero que me pase a mí. Pero sé que ocurrirá.
También recuerdo a un familiar decirme, antes de que se lo llevarán, que hace mucho tiempo era al revés, y que luchara por mis derechos. Sé que han venido a ayudarme algunos buenos corazones, pero es tradición y pasará, hagan lo que hagan. Pero sé que ocurrirá.
Tengo que dejaros, ya vienen a por mí.
Veo a perros, gatos, pájaros… pidiendo clemencia, pero mis dueños, los cerdos, ni los miran. Intentan salvar mi vida y la de otros humanos, pero la respuesta es siempre la misma: la tradición es la tradición, y mi dueña añade: «Tradición que no empezamos nosotros». Pero sé que ocurrirá.
Un perro, pequeño y marrón, me lame la mano en señal de amor, me ofrece agua para consolar mi sufrimiento y soledad. Se lo agradezco, algunos se ríen de él, pero no le importa, sabe que amar a un ser vivo no es malo. Pero sé que ocurrirá, y que una mirada amable, brindada en el último segundo, me ayudará a pasar mi último trámite con calidez en el corazón.
No quiero convertirme en morcilla, pero sé que ocurrirá.
Emilia Garrido Lemus
1 comentario
Impactante, repleto de sensibilidad y emoción. Enhorabuena, Emilia