
David se atreve de nuevo conmigo. Ya reseñó La habitación de Minerva y ahora le toca el turno a Laberinto, la variable independiente.
Reseña bella y detallada que le agradezco de todo corazón. Aquí os dejo algunos fragmentos.
Os invito a ampliarla en su Instagram y a completarla en Good Reads y, por supuesto, a visitar su pedazo de canal de Youtube Gafas y ojeras.
«Si por algo se caracterizan las estructuras laberínticas es por su capacidad de desconcertar a aquellos que se adentrarán entre sus paredes. Todo su diseño está enfocado en que pierdas el raciocinio, en que flaquee tu voluntad, en ceder ante la presencia de aquel ingeniero que guarda oculto su momento para presumir de la excelencia de su creación».
«Lo curioso es que en el interior de esa la maraña que nos presenta la autora nada es lo que parece. De hecho, las reglas que rigen la mecánica de sus pasadizos varían en función de aquel que realiza el recorrido, convirtiendo el paso en una experiencia diferente para aquellos que lo cruzan, en donde lo único que comparten entre ellos es la necesidad de tener que enfrentarse a sus propios terrores».
«Los personajes protagonistas de la historia, dejando de lado la propia estrella de la novela que es el mismo laberinto y los horrores que esconde, son personas mayores. Cuatro ancianos que se adentrarán en esta pesadilla con la valentía y experiencia que les aporta el paso de los años. Esta decisión creativa permite a la escritora poder desarrollar unos personajes abandonados por un pasado lleno de secretos y lamentos, los cuales no tardarán mucho en salir a la luz».
«La autora aprovecha la extensión de la novela para que entendamos todos los porqués y acierta en el planteamiento de los horrores que sufrirán derivados de algunas experiencias que, en sí mismas, también son puros laberintos llenos de puertas que han sido cerradas».
«Cada uno de los horrores que surgen en las páginas pueden por sí mismos generar más de una pesadilla. Sus diseños, sus apariciones, la manera de aparecer desde la nada suponen imágenes gráficas que estimulan en el lector la imperiosa necesidad de tener que comprender todos los misterios que se derivan en cada uno de esos pasillos tan llenos de muerte y desesperación».