Reseña: «Dientes rojos» de Jesús Cañadas, Obscura Editorial

Un mensaje directo y contundente contra la violencia machista y un homenaje hacia las mujeres maltratadas, que, en esta narración, se alzan contra sus maltratadores de una forma jamás vista.

Dientes rojos de Jesús Cañadas, Obscura Editorial

Lo primero, dar las gracias a David por organizar desde su canal de Youtube, El mal no descansa (os invito encarecidamente a visitarlo), el sorteo de un ejemplar de Dientes rojos y a los hados por conjurarse para que me tocara. Casi nunca gano nada y, en este caso, no ha podido ser más afortunada la coincidencia. A continuación os cuento por qué.

Dura la imaginería de Jesús Cañadas, dura, descarnada —en el sentido más amplio de la palabra— conmovedora y revolvedora. Y sí, revolvedora existe y, aunque suene fatal, es el término que mejor se ajusta a lo que quiero expresar, porque Dientes rojos revuelve tripas y conciencias (por lo menos las mías). Pero lo hace a las mil maravillas —vaya por delante que soy una enamorada cuasi incondicional del terror y la novela negra y, por tanto, de toda la crudeza que estos géneros conllevan—. El autor utiliza un lenguaje cuidado lleno de giros y comparaciones sorprendentes y efectivas y una narración en primera persona, que te hace vivir la historia como si leyeras subido a la chepa de los protagonistas.

Sinopsis:

Rebecca Lilienthal, una adolescente berlinesa, ha desaparecido del internado en el que reside. Lo único que ha dejado tras de sí es un charco de sangre sobre el que flota un diente arrancado. Lukas Kocaj, un agente recién salido de la academia, será el encargado de encontrarla. Acompañado del inspector Otto Ritter, un policía brutal, racista y desfasado, Kocaj descubrirá cada vez más fragmentos de la vida oculta de Rebecca, de las siniestras fuerzas con las que bailaba y del peligroso juego en el que se ha aventurado. Un juego que ampara los macabros asesinatos de decenas, quizás cientos, de niñas y mujeres.

A Rebecca, Kocaj o Ritter hay que sumar otro protagonista: Berlín, un personaje oscuro y frío, que esconde los terribles secretos y la decadencia de sus habitantes, como si fuera un cómplice más de «los malos».

La historia comienza como un thriller aparentemente al uso: una chica desaparece y los polis (una pareja singular) tienen que investigar y averiguar qué ha pasado y dónde anda la muchacha. Hasta ahí todo normal, pero luego surgen las cosas raras —de las que a mí me gustan—, Kocaj se enfrenta a sucesos e impresiones inexplicables y tendrá que asimilarlos o luchar contra ellos. Ahí lo dejo.

Lo concebible y lo inconcebible se casan e hilan a la perfección y el uno explica al otro, como debe ser en cualquier thriller paranormal que se precie. No os voy a engañar, hay que hacer un pequeño ejercicio de concentración para ordenarlos y concatenarlos (o a lo mejor soy yo, que tampoco soy una Einstein), pero merece la pena el esfuerzo.

La novela es un mensaje directo y contundente contra la violencia machista y un homenaje hacia las mujeres maltratadas, que, en esta narración, se alzan contra sus maltratadores de una forma jamás vista.

Pongo la puntuación aquí mismo, porque más adelante os casco un par de miniespoiler:

📢Ojo, cuidao: MINISPOILER.

No me agradó en absoluto que, de primeras, se achacase la maldad y la violencia de los que hieren, humillan y matan a las mujeres a un ente sobrenatural, a un ser de otro mundo, malvado y demoniaco, que manipula a los individuos y los obliga a ejercer esa violencia para regodearse después en ella. Eso me molestó, obviamente porque descargaba de responsabilidad a esos cobardes deleznables. Sin embargo, y afortunadamente, ese ser admite que él SOLO MIRA.

📢 Otro SPOLILER: me quedo con la gorgona, con la gran cabrona, con esa Rebecca Lilienthal que, hoz en mano, vengará y defenderá a las mujeres desde la zona de fumadores.

2 comentarios

Lo has clavado. A mí también me volvió un poco loco al principio, pero después la disfruté un montón. Y totalmente de acuerdo con los spoilers.

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