Mucho tabaco, por desgracia soy fumadora y las continuas menciones a que Holly fuma y tiene que dejarlo —aunque ahora no (me suena esa frase)— han absorbido gran parte de mi atención; mucha política, mucho COVID y ni un atisbo de componentes paranormales.
Otros reseñadores ya han comentado que, aún estando de acuerdo con las ideas políticas de King, Holly les ha parecido una murga importante contra Trump y contra los negacionistas y he de decir que coincido. Hubiera preferido que King no me trajera a la realidad tantas veces o, mejor dicho, de continuo.
Os dejo la sinopsis abajo.
La novela está muy bien escrita, como no puede ser de otro modo viniendo de King (y muy bien editada, lógico, viniendo de Penguin, aunque lo de que la sobrecubierta se ilumine en la oscuridad me parece una chuminá), pero eso ya se le sobreentiende. Que el maestro escribe de vicio (y sus traductores, en este caso: Carlos Milla Soler, hacen un gran trabajo) no es novedad, que a veces pincha al final, aunque el camino es una maravilla, tampoco, pero es que últimamente lo encuentro soso. Quizá debería currarme otra palabra más compleja, ya que intento ser escritora, pero es la que me ha venido a la cabeza.
King nos desvela desde el principio quiénes son los malos. El resto de la novela desarrolla el camino que sigue Holly hasta que da con ellos, enmarcado en las idas y venidas de su vida personal y sus diálogos internos: su madre ha muerto de COVID —no se ha vacunado porque era negacionista—, echa mucho de menos a Bill, se acuerda mucho de Brady Hartsfield (Mr. Mercedes) y Chet Ondowsky (La sangre manda), se sube al coche, se baja, se pone un pijama, se lo quita y, por supuesto, se recuerda constantemente a sí misma que tiene que dejar de fumar… hay un punto en la novela (hablamos de 613 páginas) en el que dices: por favor, píllalos ya.
Hablemos de Holly. No llego a conectar con este personaje, a pesar de que King lo adora hasta el punto de dedicarle una importante intervención en El visitante (me gustó mucho) y el papel protagonista en la novela corta La sangre manda y en esta de la que estoy hablando. Encontré a Holly definida en la trilogía Mr. Mercedes y en El visitante, pero luego se me diluye, percibo contradicciones entre sus acciones y su personalidad que no me cuadran.
Es de esperar que un personaje cambie y evolucione, pero en el caso de Holly no me lo creo: pasa de la gran secada a la gran mojada, de ser una mujer apocada, dependiente y dominada, con importantes trastornos y síndromes de la personalidad, a tener su propia agencia de detectives e ir por la vida sola resolviendo crímenes tan ricamente.
Y encima se me ocurrió ver las series (siempre después de leer las novelas correspondientes). La Holly de Mr. Mercedes es bien, pero se me quedó en la sesera la Holly negra de El visitante, hecho que en sí mismo no supone ningún problema: vi la serie y me gustó y a mi cerebro le no costó gran trabajo identificar a Holly con la imagen de Cynthia Erivo, pero el follón vino después.
En Holly el ser negro tiene relevancia, hay personajes racistas (y homófobos) con los que la detective tiene que lidiar y desde luego no se comportarían con ella como lo hacen en la novela de ser negra. Así que tuve que hacer un pequeño ejercicio de voluntad y reiniciar mis neuronas para volver al aspecto que tenía Holly en mi cabeza cuando leí Mr. Mercedes.
En resumidas cuentas. ¿Entretenida? Sí. ¿Me ha sorprendido? No. ¿Me ha enganchado? Del uno al diez: 6. ¿Podría haber pasado sin leerla, a pesar de ser fan de King? Sí.
Voy a releer Carrie, Ojos de fuego, Blaze, Misery, El resplandor o 22/11/63 en busca de la reconciliación.
Cuando Penny Dahl contacta con Finders Keepers para que la ayuden a encontrar a su hija, algo en la voz desesperada de la mujer hace que Holly Gibney se vea obligada a aceptar el trabajo.
A poca distancia del lugar en el que Bonnie Dahl desapareció, viven los profesores Rodney y Emily Harris. Son la quintaesencia de la respetabilidad burguesa: un matrimonio octogenario y dedicado de academicos semiretirados. Nadie diría que, en el sótano de su impecable casa forrada de libros, esconden un secreto directamente relacionado con la desaparición de Bonnie.
Son astutos, pacientes y despiadados, y obligarán a Holly a emplear sus habilidades al máximo y a arriesgarlo todo si quiere cerrar el caso más oscuro al que se ha enfrentado jamás.