
La casa de los cien escalones de David Jasso
Obscura Editorial, 2024
Lo primero, dar las gracias a la correctora Ana García de Polavieja por animar, convencer y controlar a David Jasso para terminar «La casa de los cien escalones».
Ya había leído «Disforia» y «La silla» y me impactaron, pero esta novela es la que más me ha gustado de las tres.
Os dejo la sinopsis abajo.
Aquí hay más fenómenos sobrenaturales, que es lo que a mí me mola. En «La silla» (Apache Libros, 2023, también prologada y, además, corregida por la Polavieja), Jasso solo nos da un puntito al final, sin embargo, en «La casa de los cien escalones» nos da decenas de puntazos, aunque de manera guadianesca: el terror paranormal y el thriller se basculan y solapan, el autor juega a confundirnos y el resultado es muy divertido y sorprendente.
Y, aunque «La silla» y «La casa de los cien escalones» son independientes, os aconsejo que leáis la primera antes de embarcaros en la segunda, porque ayuda a entender la historia y a comprender a su protagonista. Y menudo protagonista, odioso, aunque sincero, un escritor egoísta y amargado que se aprovecha sin rubor de la desgracia de una fan para intentar rehabilitar su carrera. Y el tipo no se corta, admite su propia mezquindad y sin ninguna intención de redimirse. Bueno, sí, un poco cuando se acogota y ya no le queda más remedio: «se ve acosado por una mujer siniestra y fantasmal», así reacciona cualquiera.
Poco hay que decir de la manera de escribir de Jasso, es un maestro.
Personajes cebolla: detallados y bien construidos, hasta el perro. Una trama que engancha con giros curiosos y vertebrada por subtramas que tienen su propia entidad y peso como historias —algunas de ellas durísimas, eso sí, pero estamos hablando de terror y de Jasso—, y una ambientación de lo más atractiva: un pueblo y una (o dos) casa encantada.
Porque no está todo escrito sobre las casas encantadas, en absoluto. Y si no me creéis, leeros esta novela.
Curiosidades: todos los puntos de verdad que tiene «La casa de los cien escalones». David los desgrana al final de la novela en lo que él llama confesiones: la casa existe, la fan escritora aficionada existe y los dolores de muelas consejeros, también (esto último solo lo entenderán lo que ya la hayan leído, así que ¿a qué estáis esperando?).

Jasso también confiesa que vivía muy tranquilo sin la necesidad compulsiva de escribir que tienen otros escritores y algo desilusionado por el escaso retorno que tiene escribir, pese al gran esfuerzo que supone: «Mucho trabajo para pocos frutos» y tengo que decir que me siento totalmente identificada con él (dentro de mi nivelillo como escritora, claro). Es una pena que tantos autores tengan ese sentimiento, menos mal que David se dejó llevar por la perseverancia de los que querían seguir leyéndolo y no se rindió.
Pero dejémonos de lloriqueos, como dice Jasso —y esto también lo comparto—: la escritura enriquece tu vida personal y te procura grandes amigos. Y hablando de amigos: debo agradecer a mi querido Jorge Sánchez de «La tecla muerta» (no os perdáis su podcast y¡viva el terror!) el descubrimiento de esta novela, sigo en las redes a Obscura, me chifla, pero la primera noticia que tuve de ella fue a través de él.

Amantes del terror, no os perdáis «La casa de los cien escalones». Intensa, oscura, enrevesada y, en ocasiones, un poco loca.

Cuando un escritor venido a menos empieza a intercambiar emails con otra escritora aficionada, esta le habla de los problemas personales que la tienen al límite. Interesado por averiguar hasta dónde es capaz de llegar, este le sugiere que se quite la vida. A partir de ese momento, se verá acosado por la siniestra figura de una mujer contrahecha y fantasmal. Mientras, una familia que pasa unos días en una casa rural también comienza a recibir las visitas de este aterrador ser.
El escritor y la familia unirán fuerzas para librarse de la presencia de la mujer, pero antes deberán comprender qué ha motivado tanto su aparición como los horribles acontecimientos de los últimos días. Muy a su pesar, tendrán que adentrarse en la casa de los cien escalones para poner fin a la pesadilla.