Nº de páginas: 196
Editorial: Cerbero
Idioma: castellano
Año de edición: 2019
Terror
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Chusmitos, qué adicción generan los libros de esta editorial. Al menos, los que he leído de tamaño reducido, son pequeños, pero contienen grandes y tenebrosos secretos.
En este caso, tenemos una historia con intensos tintes oscuros, un trauma familiar muy arraigado en lo más profundo de la protagonista y una manera muy visual de revivirlo cada vez que se queda dormida, mediante una pesadilla que no la deja descansar en paz.
Es una lectura angustiosa, de esas que no puedes soltar hasta que la acabas. La protagonista irá averiguando las cosas al tiempo que nosotros, el porqué de la repetición de esos sueños tan inquietantes, e intentará avanzar para cambiar el rumbo de las pesadillas y así poder salir del bucle.
El estilo de la autora es muy cercano, muy llamativo, engancha a la primera y eso, en un libro tal corto, es difícil, más siendo del género que es. Creo que nunca había leído algo con un temor tan emocional y tan cercano. Yolanda tiene mucho talento, eso me ha quedado más que claro.
Las sensaciones de angustia, ansiedad, aislamiento, irrealidad… son cosas que directamente se traspasan al lector y creo que es eso precisamente lo que quería la autora con esta historia. Esos miedos inconscientes que solo viven en lo más profundo de uno, creando un terror real, único y que podría sentir o vivir cualquiera. Muy recomendado.
La pesadilla ha vuelto a aparecer esta noche, como todas las noches. Cada vez que se repite me siento peor, más confusa, más perdida. Apenas descanso. Apenas duermo. Y cuando lo hago ahí está. Torturándome. Me miro las manos y no las reconozco como mías. El reloj marca una hora imposible. Ya ni siquiera estoy segura de saber distinguir. ¿Estoy soñando de nuevo? ¿Estoy soñando de nuevo?
¿Estoy soñando de nuevo?