Firma en la III Feria del Libro de Alcobendas: agradecimientos y bellas anécdotas

Firmé bastantes ejemplares, no voy a decir cuántos por pudor, pero sí que fueron más de uno: ¡subidón!

Gente bonita la de Alcobendas. Y gente bonita Maximme Petrowsky, que firmó conmigo ejemplares de su novela Te mereces un descanso en la caseta de la Editorial Maluma.

Llegaba con la moral baja de la Feria del Libro de Pozuelo de Alarcón. Soy consciente de que no me conoce ni el Tato y de que el terror (aunque no me cansaré de decir que La habitación de Minerva no es una novela solo de terror, sino que lo paranormal es una excusa para desarrollar una historia que va más allá) es un género difícil de «colocar» y con un público muy específico, pero una tiene su corazoncito y también algunos pájaros en la cabeza —por qué no voy a admitirlo— y estar ahí plantada en la caseta, viendo pasar las horas sin firmar ni un ejemplar, es bastante frustante.

Pero no voy a lloriquear más porque últimamente siempre estoy igual y me doy repeluco a mí misma y sobre todo porque… ¡tachán!: la jornada se dio realmente bien.

Firmé bastantes ejemplares, no voy a decir cuántos por pudor, pero sí que fueron más de uno: ¡subidón!

Agradecida a todos los se pararon a escucharme hablar sobre La habitación de Minerva, a los que se la llevaron bajo el brazo y a los que no, al psicólogo de la Autónoma, Ramón, al jovencísimo Víctor que se prendó de La habitación desde el primer momento, a Laura, que arrampló con media caseta, a Julia (espero que te recuperes pronto de tu pierna) y a su bella familia, a Patricia, a Bea, a Marta y Daniel.

Además, me encontré con compañeros malumeros, como ya he dicho, con Maximme, y también con Jesús Rodríguez Zamorano: por fin me lleve para casa un ejemplar firmado de su novela En un universo paralelo. Por cierto, no iba con su habitual camiseta de autopromoción a lo Santiago Segura.

También me llevé firmado un ejemplar de Noa la Pelos de Cecilia Alonso para mis niños y, por supuesto, algo de terror y apocalipsis: Sobreviviéndome de Rubén Zamora (Editorial Drakul).

En fin, una jornada muy agradable con lectores amables y entregados. Gracias a todos y gracias también a mis editoras, Marga y Lupe, ¡siempre incansables y al pie del cañón!


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